Masones Célebres: Mario Moreno (Cantinflas)

Masones Célebres: Mario Moreno (Cantinflas)

 Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes (Ciudad de México, México, 12 de agosto de 1911 – Ciudad de México, México, 20 de abril de 1993), mejor conocido como Cantinflas, fue un actor y comediante mexicano. Ganador del Globo de Oro en 1957.

Como pionero del cine mexicano, Mario Moreno ayudó a su crecimiento en la época de oro. Su éxito, como parte del florecientecine mexicano, ayudó a convertir a México en la capital americanadel espectáculo.

Además de ser un líder en los negocios, también llegó a involucrarse en los difíciles y a veces peligrosos asuntos de política de México. Aunque él mismo era políticamente conservador, su reputación como portavoz de los desprotegidos le dio a sus acciones autenticidad y se convirtió en alguien importante en la lucha contra el charrismo sindical, que era la práctica del gobierno de un sólo partido, para manejar y controlar los sindicatos.

Después de retirarse, Mario Moreno dedicó su vida a ayudar a los demás a través de la caridad y de organizaciones humanitarias, sobre todo las que se dedicaban a ayudar a los niños. Sus contribuciones a los orfanatos lo hicieron un héroe del pueblo en México.

Murió a causa de cáncer de pulmón el 20 de abril de 1993, miles de personas se reunieron en un día lluvioso para su funeral. La ceremonia fue un evento nacional que duró tres días. Sus cenizas yacen en la cripta familiar de la familia Moreno Reyes, en el Panteón Español de la Ciudad de México. Fue homenajeado por muchos jefes de Estado y por el Congreso de los Estados Unidos, que mantuvo un minuto de silencio por él.

La Masonería ante la sociedad actual: Carta abierta de un masón

Enlace a la noticia original

La Masonería ante la sociedad actual: Carta abierta de un masón. Gustavo José Pérez Rosas

En un momento de crisis como el actual, cuando repuntan los fanatismos religiosos y hay quienes pretenden polarizar la sociedad con discursos populistas, la Masonería trabaja, como siempre ha hecho, por reunir y no separar, por sumar voluntades para crear espacios de convivencia y progreso iluminados por los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, por la Justicia y la Verdad, enfrentando cualquier forma de tiranía. Muchos masones han muerto o sufrido torturas y cárceles bajo las dictaduras.
Muchos masones aún sufren persecución, en diferentes partes del mundo, por defender la Libertad del individuo y la Fraternidad entre los hombres. Y es que los totalitarismos siempre han visto en la Masonería a un gran enemigo. No porque la Masonería tenga poder o influencia, que créanme que no lo tiene; sólo porque defienden aquello que nadie puede robarnos: los valores universales que hacen progresar las sociedades.

Pero este esfuerzo constante y diario puede que le haya pasado desapercibido. Que nunca haya leído o escuchado: “la Masonería ha hecho esto o aquello”. Es normal, el trabajo de la Masonería es discreto. No puede ser de otra forma. Si no existiese la discreción, engordaríamos los egos, y los valores y tradiciones ancestrales de las que somos custodios se desvirtuarían. Además, la Masonería, y en esto se diferencia de cualquier otra organización, no se ocupa de ninguno de los fines concretos de los que pueden ocuparse otras instituciones políticas, económicas o sociales; se dedica, en exclusiva, al perfeccionamiento moral de sus miembros.

La Masonería, consciente que cualquier cambio real en la sociedad, comienza cambiando uno mismo, trabaja por desarrollar una masa crítica que recupere los valores e ideales que jamás se debieron perder. Por eso, la aportación masónica a la sociedad está donde siempre ha estado: en el compromiso de cada buen masón por construir una sociedad más justa y fraterna, donde sólo se premie la virtud y el mérito. Quizás, por esta peculiar forma de hacer las cosas que tiene la Masonería, haya llegado el momento en el que los masones debamos dar un paso al frente y reconocer nuestra condición masónica desde la normalidad de un país plural y libre. Pero, sobre todo, más allá de las etiquetas, esforzándonos en ser ejemplos de honestidad, trabajo y compromiso, implacables contra la injusticia y un constante apoyo de los débiles y quienes sufren. No siempre lo conseguimos, porque somos humanos y nos equivocamos constantemente, pero créanme, todos y cada uno de los masones que conozco (y conozco a unos cuantos) nos esforzamos cada día en ser “la mejor versión de nosotros mismos”. No podemos aspirar a más. Pero tampoco debemos aspirar a menos.

Gustavo José Pérez Rosas
Venerable Maestro de la R. L. Ágora 121

Seis senadores hacen suyo el dolor de la Masonería Española

Ver fuente, el Oriente 

«Otro #HolocaustMemorialDay es posible en España». Este mensaje, acompañado de un enlace al número 55 de la newsletter de la Masonería Española, ha llegado a todos los senadores españoles que cuentan, de acuerdo con la relación oficial del Senado, con perfil en Twitter. Seis miembros de la Cámara Alta, que acogió la celebración oficial en España del Día Internacional de la Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, han reaccionado a nuestro mensaje, difundiéndolo desde su cuenta personal.

Se trata de @unamunzaga, @FuentesCurbelo,@JesusIglesiasIU@Jordiguillot, @silviafranco0 y@narvayelhierro.

El Día Internacional de la Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto se celebró por primera vez en 2001 y fue formalmente establecido por las Naciones Unidas en 2005. Recordar «el Holocausto, que tuvo como resultado que un tercio del pueblo judío e innumerables miembros de otras minorías murieran asesinados, será siempre una advertencia para todo el mundo de los peligros del odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios», dice la Resolución de las Naciones Unidas.

 

 

 

 

 

 

La Masonería fue una de las minorías víctimas del Holocausto Nazi, como recoge la página oficial del Gobierno Británico o de manera extensa el Museo del Holocausto de Estados Unidos. Su presencia en esta celebración debería ser especialmente inexcusable en aquellos lugares del mundo en los que ha padecido el odio, el fanatismo y los prejuicios que las Naciones Unidas nos invitan a recordar para no repetir jamás.

Interesante Libro de 1825 Traducido al Castellano

Autor: Thomas Smith Webb

Título: Monitor; ó, Guia de los franomacones utilisimo para la instrucción de sus miembros y conocimiento de los que desean imponerse en sus principios

Año de Impresión de esta Segunda Edición: 1825

Publicamos un fragmento de las primeras 20 páginas del libro en su versión original. Creemos que es un documento magnífico, que nos ilustra como se vivía la masonería en los incipientes Estados Unidos de América a comienzos del siglo XIX.

https://tolerancia16.com/wp-content/uploads/2015/02/Monitor_o_guia_de_los_franmacones_1.pdf

El Principado de Asturias acoge a la Masonería Española

Nuestros Hermanos de la RLS G.E.Lessing nº15 se hacen eco de la Gran Asamblea Provincial

Articulo original aquí.

Mas de un centenar de Queridos Hermanos han celebrado en Gijón la Gran Asamblea de la Gran Logia Provincial de Castilla. La Respetable Logia Jovellanos número 138 de la Gran Logia de España fue la anfitriona del encuentro en el que se acordó colaborar desde la Gran Logia Provincial con dos obras sociales de la región, el Albergue de Covadonga y la Asociación Gijonesa de Caridad – Cocina Económica.

Con motivo de la celebración del encuentro, el Gran Maestro de la Gran Logia de España, el Muy Respetable Hermano Óscar de Alfonso, fue recibido por el Consejero de Presidencia del Principado, Guillermo Martínez.
En la imagen, el Gran Maestro de la Gran Logia de España, el Muy Respetable Hermano Óscar de Alfonso, junto al Gran Maestro de la Provincia, el Respetable Hermano Adolfo Zabala, y dos gaiteros que dieron la bienvenida a los asistentes. La Gran Logia Provincial de Castilla agrupa a los Queridos Hermanos de Asturias, Aragón, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Navarra y País Vasco, de donde procedieron los hermanos congregados. Además, se sumaron dos docenas de visitantes llegados de logias de la Gran Logia Nacional Francesa, la Gran Logia Legal de Portugal y el Gran Oriente de Italia hermanadas con Logias de la provincia masónica española.
Durante el encuentro, el Gran Maestro anunció el número de la nueva Respetable Logia Pro Libertate, el 181 del Registro de la Gran Logia de España, cuya consagración en Pamplona está prevista para el mes de marzo.

Fuente: Gran Logia de España

Información del @HolocaustMuseum sobre el exterminio de la #masoneria en la Europa Nazi

Información del sobre el exterminio de la en la Europa Nazi

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FREEMASONRY UNDER THE NAZI REGIMEPropaganda slide entitled "Jewry, Freemasonry and Bolshevism," featuring a poisonous snake with bared fangs. This served as the title slide for Part I of a lecture series produced by "Der Reichsfuehrer SS, der Chef des Rasse-und Siedlungshauptamtes" (the Leader of the SS, the Chief of the Race and Settlement Main Office), ca. 1936.

Propaganda slide entitled «Jewry, Freemasonry and Bolshevism,» featuring a poisonous snake with bared fangs. This served as the title slide for Part I of a lecture series produced by «Der Reichsfuehrer SS, der Chef des Rasse-und Siedlungshauptamtes» (the Leader of the SS, the Chief of the Race and Settlement Main Office), ca. 1936.

— Library of Congress

When the Nazis came to power, policy towards the Freemasons was equivocal. Efforts to eliminate the Freemason did not receive top priority. Those lodges that espoused tolerance and equality and had international connections or connections through their leaders to the Social Democrats or liberal democrats were subject to persecution and often pressured into “voluntary” dissolution. A few conservative German lodges that were willing to accommodate themselves to the regime were able to continue some form of existence for only a little longer. Nevertheless, the regime intended to exclude those who refused to give up their Masonic connections.

In early 1934, the chief of the Nazi Party Court System ruled that Masons who did not leave their lodges prior to January 30, 1933, could not join the Nazi party. That same month, Prussian Minister of the Interior Hermann Goering issued a decree calling upon the lodges to “voluntarily” dissolve, but requiring such voluntary actions to be submitted to him for approval. In addition, lodges and their branches in various cities throughout Germany were exposed to arbitrary violence from local SS and SA units, though this terror does not appear to have been centrally directed.

Increasing pressure in the public and professional sectors forced individuals to choose between remaining in their lodges or limiting their career opportunities. Many former lodge members holding positions in the civil service were forced or harassed into retirement. In May 1934, the Ministry of Defense banned membership in lodges to all personnel—soldiers and civilian employees. During the summer of 1934, after Heinrich Himmler and Reinhard Heydrich completed their takeover and centralization of the Gestapo, the German police forcibly closed down many Masonic lodges and branch headquarters of the Masons and confiscated their assets, including their libraries and archives.

On October 28, 1934, Reich Minister of the Interior Wilhelm Frick issued a decree defining the lodges as “hostile to the state” and hence subject to having their assets confiscated. Finally, on August 17, 1935, citing the authority of the Reichstag Fire Decree, Frick ordered all remaining lodges and branches dissolved and their assets confiscated.

Nazi propaganda continued to link Jews and Freemasons; Julius Streicher’s virulent publication Der Stuermer (The Assault Trooper) repeatedly printed cartoons and articles that attempted to portray a “Jewish-Masonic” conspiracy. Freemasonry also became a particular obsession of the chief of Security Police and SD, Reinhard Heydrich, who counted the Masons, along with the Jews and the political clergy, as the “most implacable enemies of the German race.” In 1935 Heydrich argued for the need to eliminate not only the visible manifestations of these “enemies,” but to root out from every German the “indirect influence of the Jewish spirit”—“a Jewish, liberal, and Masonic infectious residue that remains in the unconscious of many, above all in the academic and intellectual world.”

Heydrich created a special section of the SS Security Service (Sicherheitsdienst;SD), Section II/111, to deal specifically with Freemasonry. The SD was particularly interested, as its personnel believed that Freemasonry exercised actual political power, shaped public opinion through control of the press, and was thus in a position to provoke war, subversion, and revolution. Later, Section VII B 1 of the Reich Security Main Office (Reichssicherheitshauptamt; RSHA), an amalgamation of the SD and the Security Police formed in 1939, took over the section devoted to investigating Freemasonry.

As Nazi Germany prepared for war in 1937–1938, the regime relaxed pressure on the rank and file of the dissolved lodges. Hitler amnestied members of the rank and file who renounced their former loyalties in April 1938 and efforts were made in the public sector to decide on continued employment of former lodge members on a case to case basis. Many civil servants who had been forced to retire due to their Masonic connections were recalled into service after the warbegan and the ban on former Masons serving in the Wehrmacht (German armed forces), even at the officer rank, was relaxed. The Nazi party continued to ban former Masons from membership, though exceptions were made after 1938 in both the Nazi party and even the SS.

As they conquered Europe, the Germans forcibly dissolved Masonic organizations and confiscated their assets and documents wherever they established an occupation regime. After a lodge was closed, it was ransacked for membership lists, important library and archival items, furnishings, and other cultural artifacts. Items seized would be sent on to the appropriate German agency, primarily the SD and later, the RSHA.

As part of their propaganda campaign against Freemasonry, the Nazis and other local right-wing organizations mounted anti-Masonic exhibitions throughout occupied Europe. German-occupied Paris hosted an anti-Masonic exhibition in October 1940, as did German-occupied Brussels in February 1941. Displaying Masonic ritual and cultural artifacts stolen from lodges, such exhibitions aimed to ridicule and direct hatred towards Freemasons and to heighten fears of a Jewish-Masonic conspiracy. German wartime propaganda, particularly in the army, charged that the Jews and Masons had provoked World War II and were responsible for the policies of US President Franklin Roosevelt, who was identified as a Freemason.

Some of Germany’s Axis partners decreed police and discriminatory measures against Masons. In August 1940, the Vichy France regime issued a decree declaring Masons to be enemies of the state and authorizing police surveillance of them. The French wartime authorities even created a card file that identified all members of the Grand Orient of France, a leading French Masonic organization; the card file survived the war and was later microfilmed for the holdings of the United States Holocaust Memorial Museum Archives.

In 1942, Alfred Rosenberg was authorized by a Hitler decree to wage an “intellectual war” against the Jews and Freemasons. To that end, Hitler permitted Rosenberg’s “Deployment Staff of Reich Leader Rosenberg (Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg; ERR) to seize and evaluate Masonic archives and libraries to best equip them to carry on the “methodical intellectual fight” that was “necessary to win the war.” The members of ERR were guaranteed the support of the High Command of the German Armed Forces (Oberkommando der Wehrmacht; OKW) in fulfilling their mission.

After the end of World War II, vast collections of Masonic archives and library collections that had been seized by German authorities were captured, in turn, by Allied and Soviet forces. For example, a significant Masonic archive was found in Silesia, in eastern Germany, by Soviet troops in the last days of World War II. The Soviet authorities shipped the records to Moscow, where they were held in secret archives. Other Masonic-related materials were recovered in Poland; some of this material has been microfilmed and stored in the archive of the United States Holocaust Memorial Museum. Since the end of the Cold War, many Masonic-related collections have been returned to their countries of origin, while others continue to be held in foreign repositories.

Because many of the Freemasons who were arrested were also Jews and/or members of the political opposition, it is not known how many individuals were placed in Nazi concentration camps and/or were targeted only because they were Freemasons. Some former lodge members, as individuals, participated in or were associated with German resistance circles; and some were arrested and murdered during World War II.

Reseña de un libro: Los Masones: Introducción al estudio de la Masonería en Euskal Herria

https://tolerancia16.com/wp-content/uploads/2015/02/LosMasonesIntroduccionAlEstudioDeLaMasoneriaEnEusk-954859.pdf

Trescientos masones andaluces fueron fusilados tras el golpe de Franco

Ver la noticia completa del diario Público aquí.

La represión franquista se ensañó con ellos aplicando todos los medios posibles para castigarlos: muerte, cárcel, depuración profesional e incautación de bienes y multas millonarias

 

Trescientos masones andaluces fueron asesinados por los golpistas en las primeras semanas que siguieron al alzamiento militar contra la Segunda República del 18 de julio de 1936. Muchos de ellos eran diputados, alcaldes, concejales y dirigentes sindicales, ya que las masonería tuvo tradicionalmente más arraigo en Andalucía que en ninguna otra parte de España. Así lo pone de manifiesto un profundo estudio elaborado por investigadores de varias universidades andaluzas, publicado por la Universidad de Sevilla, en dos tomos con 1.200 páginas bajo el título Los masones andaluces de la República, la guerra y el exilio.

Influenciado por la Iglesia, el franquismo volcó sobre la masonería toda su inquina y aplicó contra sus miembros una interminable represión que comenzó con su eliminación física a través de los asesinatos extrajudiciales masivos que se produjeron allí donde el golpe militar se impuso desde el principio, como ocurrió en Andalucía occidental. Pero, tras la Guerra Civil e instaurada ya la dictadura, el nuevo régimen no tuvo piedad con los masones, y persiguió a quienes no pudieron huir al exilio estableciendo incluso un tribunal especial específicamente centrado en represaliar a la masonería y el comunismo, que funcionó sin parar desde 1940 hasta 1964.

La masonería en Andalucía tuvo una fuerza especial desde siempre, como revela la importante publicación de la Hispalense, cuyo contenido ofrece también una especie de diccionario biográfico de la A a la Z de los casi 6.000 masones andaluces que aparecen adscritos a 160 logias entre los años 1898 y 1936. Sin embargo, el gran arraigo andaluz de la masonería venía de atrás, ya que en las tres décadas comprendidas desde 1868 hasta 1898 el número de masones registrados en 431 organismos distintos fue de 9.904 en total. Leandro Álvarez Rey, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla y coordinador del trabajo, apoya este dato sobre la importancia de la masonería en la vertebración social con la comparación a finales del siglo XIX entre las 27 agrupaciones socialistas y las doscientas logias existentes y repartidas por toda Andalucía.

El momento más esplendoroso de la masonería en Andalucía se vive en los años 20 del siglo pasado, durante la dictadura de Primo de Rivera, siendo en 1926 cuando el científico Demófilo de Buen, presidente federal del Gran Oriente Español, traslada su domicilio a Sevilla reforzando así la posición andaluza como referente de toda la masonería española, con un 40% de sus miembros viviendo en la región. «Las logias -según Álvarez Rey- eran espacios de sociabilidad laica y republicana, donde se celebraban bautizos y funerales laicos, así como veladas culturales como si se trataran de ateneos populares, en un ambiente de progreso, liberalismo y tolerancia».

Sin embargo y pese a lo que pudiera esperarse, la llegada de la República no supuso un fortalecimiento de la masonería, sino su debilitamiento, sencillamente porque muchos de sus miembros pasaron a ocupar cargos representativos y de responsabilidad y dejaron de asistir a las reuniones de las logias. Buen ejemplo de ello fue el socialista granadino Fernando de los Ríos, diputado y ministro en varias legislaturas, que había alcanzado antes el alto grado 33 como masón. También fue masón Blas Infante, padre de la patria andaluza, que fue fusilado al principio con otros altos dirigentes políticos a las afueras de Sevilla.

Grupo de la logia 'Acacia' de La Línea de la concepción (Cádiz) identificados con números y nombres, en una foto que sirvió para proceder a su persecución.

Grupo de la logia ‘Acacia’ de La Línea de la concepción (Cádiz) identificados con números y nombres, en una foto que sirvió para proceder a su persecución.

Expolio y multas para la familia tras los asesinatos

“La masonería fue siempre para la Iglesia española una fuerte competencia y un peligro que podía mermar su influencia social con su mensaje filantrópico y solidario de hacer el bien por el bien, frente a la caridad pensando en obtener beneficios en ultratumba”, afirma Fernando Martínez, también coordinador de la obra y catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería, quien pone como ejemplo el curioso caso del llamado “médico de los pobres” José Litrán, al que las autoridades eclesiásticas almerienses se negaron a dar cristiana y digna sepultura por ser masón a finales del siglo XIX. Por si no fuera poco el desprecio religioso sobre aquel galeno, el franquismo -en su obsesiva persecución contra el contubernio judeomasónico- llegó a declarar en rebeldía a Litrán a través de los tribunales especiales de Responsabilidades Políticas y contra la Masonería y el Comunismo, pese a que el hombre había fallecido cuarenta años antes.

De todas formas, no era nada extraño que dichos tribunales, llevados por un voraz y ejemplarizante afán confiscatorio y recaudatorio, encausaran a destacados masones años después de que hubieran sido fusilados durante las primeras semanas tras el golpe. Lo explica bien el profesor Martínez: “A los masones los culpan de todos los males de España y por eso les llegan todos los tipos de represión (física con fusilamiento o cárcel, depuración profesional y económica con incautación de bienes). Incluso habiendo sido fusilados, sus familias son castigadas con incautaciones y multas ruinosas, por decisión de los tribunales especiales que trasladan a las familias las responsabilidades políticas del difunto. Una barbaridad jurídica”.

Una de las tareas prioritarias de la represión conforme ciudades y pueblos fueron cayendo en manos de los golpistas fue la búsqueda implacable de los masones, especialmente los políticos, como un centenar de diputados de la Segunda República, así como los alcaldes de las principales ciudades y casi 400 concejales y numerosos dirigentes de partidos y sindicatos.

También hubo mujeres masonas en Andalucía como este grupo de la logia 'Isis' durante una visita a las ruinas de Itálica en 1912.

También hubo mujeres masonas en Andalucía como este grupo de la logia ‘Isis’ durante una visita a las ruinas de Itálica en 1912.

El oscuro origen de algunas fortunas del franquismo

«Cuando asaltaron la casa de Diego Martínez Barrio -que ocupó las tres altas magistraturas del Estado: presidente de la República, jefe de Gobierno y presidente de las Cortes- levantaron el suelo esperando encontrar cadáveres de víctimas de supuestos rituales satánicos y sólo encontraron archivos y fotos que sirvieron para identificar, localizar y cazar a los miembros de las logias». El historiador almeriense Fernando Martínez asegura que la presión social contra los masones se volvió insoportable y pone como ejemplos el listado que publicó el diario sevillano conservador La Unión de 74 masones o la lista ad hoc que confeccionó un presbítero cordobés.

La condena mínima por ser masón era de 12 años y un día de cárcel y los masones detenidos fueron presionados, con el fin de no verla incrementada, para que se retractaran, para que abjurasen de su pertenencia a la masonería y delatasen a sus compañeros. Pero también vieron sus bienes incautados y sufrieron multas millonarias. Martínez Barrio, con su huida al exilio, perdió su casa, que también era sede de la logia y de su partido, y su imprenta. El historiador sevillano Leandro Álvarez Rey comenta como especialmente significativo el caso del espectacular templo de la logia de La Línea de la Concepción, que fue incautado, subastado y finalmente adjudicado al jefe local de la Falange y alcalde, que se lo quedó. «Fue un auténtico expolio. Con hechos como este se puede explicar el origen de muchas fortunas que se hicieron durante el franquismo». «Perdieron sus bienes, pero no la dignidad -añade Álvarez Rey- porque en los juicios sólo señalaron a los que habían muerto o se habían exiliado, lo que no convenció a los tribunales, que reforzaron las condenas».

Los masones son uno de los colectivos más olvidados como víctimas del franquismo. Otras organizaciones políticas y sindicales han podido recuperar su patrimonio y sus miembros han sido objeto de público reconocimiento. Pero no los masones. Sólo el Parlamento catalán ha aprobado una declaración de reconocimiento considerándolos «honorables». Fernando Martínez espera que esta obra editorial producida por investigadores universitarios andaluces sirva «para rendirles un tributo de dignidad y honorabilidad».