Esta entrevista está publicada en la revista mejicana El Monitor Masónico
Hablando con el Venerable Hno.´. José Fernández Armengol, Gran Maestro de la Gran Logia Española en el exilio
Lo encontramos en el Orfeón Catalán, risueño y leyendo un número de El Monitor Masónico, por el cual siente un verdadero afecto. Para don Pepe, así le llaman todos los hermanos, los años no pasan. Goza de perfecta salud, es jovial en su charla, optimista por temperamento, y, como buen masón, ansioso de que llegue la feliz hora del triunfo de las democracias.
-¿Qué les trae por aquí?
-El cumplimiento de un deber.
-Si en algo puedo ayudarles.
-¿Se encuentra usted bien en México?
-Admirablemente. Aquí he encontrado apoyo, simpatías, consideraciones y afectos en todos los sectores. Por donde quiera que voy no encuentro más que veneración… (las lágrimas asoman en sus pupilas). Los hermanos mexicanos merecen mi gratitud, la primera virtud del masón.-¿Cuál cree usted que debe ser la actuación de los hermanos españoles acogidos en México?
-Lo he dicho antes y lo repito ahora. Todos los hermanos refugiados en el continente americano tienen el deber de trabajar activamente sumándose a las logias regulares del país en que se encuentren y prestarles todo su calor y su apoyo en los trabajos.
-Así opinamos también los hermanos que integramos la redacción de El Monitor Masónico.
-Yo lamento que unos pocos, muy pocos afortunadamente, no lo entiendan así, pero confío en que en un no lejano día lleguen a comprender que solo con la regularidad masónica se puede hacer obra práctica y generosa.
-¿Cuántos años de vida masónica cuenta usted?
-Más de cincuenta y siempre en actividad. Vivir es actuar; la acción es la vida. Los hombres y las instituciones solo pueden subsistir a base de esfuerzo generoso y de impulso de pensamiento.
-¿Cómo ve el porvenir?
-Con optimismo insuperable. Los postulados de la Masonería se impondrán amorosamente apenas termine la terrible tragedia de la actual guerra de liberación de la humanidad. Caerán las dictaduras para no levantarse más y sobre sus cenizas brotará una sociedad más humana, más libre, más justa y más inteligente. Con el triunfo de las Democracias triunfará la Masonería, la institución más noble y más digna a los ojos de todos los hombres buenos, de todos aquellos que aman el bien por el bien mismo, en fin, de todos aquellos que anhelan el advenimiento de la confraternidad universal.
-¿Son muchos los hermanos españoles que trabajan en las logias regulares de México?
-Pasan de doscientos…
-¿De la Gran Logia Española?
-Y del Grande Oriente Español. Trabajan confundidos con los hermanos mexicanos y en armoniosa y fraternal colaboración. Yo entiendo que aquí en el exilio nos debemos todos a los organismos mexicanos, por solidaridd y para corresponder a la gratitud que les debemos. Repito, no debemos olvidar que la gratitud y la lealtad son las dos primeras virtudes que debe cultivar y practicar el buen masón.
-¿Quiere algo de los hermanos de El Monitor Masónico?
-Quiero hacerles patente mi gratitud por lo mucho que han hecho en pro de este viejo hermano y de los demás hermanos españoles. Dé, de mi parte, un fuerte abrazo fraternal a Alfonso Castro Loyo, Francisco César, Raúl Cordero Amador, José Garci Crespo, Luis J. Zalce, etc., etc.
-Así lo haremos.
Y con estas palabras nos despedimos de José Fernández Armengol, Gran Maestro de la Gran Logia Española en el exilio.