La Noche de los Museos desborda los templos masónicos de Barcelona

Fuente: El Oriente, Newsletter de la Gran Logia de España

Más de 1.800 personas visitaron la sede de la Gran Logia de España en Barcelona durante la Noche de los Museos. El éxito de la jornada desbordó todas las expectativas. El público empezó las colas para acceder al recinto masónico a las cinco de la tarde, dos horas antes de la apertura.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por primera vez la Masonería Española ha decidido unirse a esta jornada europea de museos abiertos. Según datos del Ayuntamiento de Barcelona, unas 150.000 personas visitaron alguno de los 81 museos, edificios y monumentos singulares. Más de 2.000 escogieron la sede de la Gran Logia Provincial de Catalunya. Una enorme aglomeración de visitantes esperando su turno, visible desde la puerta de la sede hasta la esquina del paseo de Gràcia, fue constante desde las siete de la tarde hasta la una de la madrugada.

 

 

 

 

 

 

 

En un momento dado, hacia las once y media de la noche, hubo que colocar una persona al final de la cola para informar a quienes se incorporaban que con toda seguridad no podrían ya acceder al recinto, pues el tiempo de espera era de más de una hora. Alrededor de 200 personas no pudieron ya acceder a los templos la Noche de los Museos. A todos ellos se les facilitaron los datos para concertar un visita posterior y contemplar los dos templos masónicos o para participar en una ruta masónica por el centro de la ciudad que finalizará también en la sede de la Gran Logia Provincial de Catalunya.

Entrevista a José Fernández Armengol, Gran Maestro de la Gran Logia Española en el exilio (1944)

Esta entrevista está publicada en la revista mejicana El Monitor Masónico

Hablando con el Venerable Hno.´. José Fernández Armengol, Gran Maestro de la Gran Logia Española en el exilio

Lo encontramos en el Orfeón Catalán, risueño y leyendo un número de El Monitor Masónico, por el cual siente un verdadero afecto. Para don Pepe, así le llaman todos los hermanos, los años no pasan. Goza de perfecta salud, es jovial en su charla, optimista por temperamento, y, como buen masón, ansioso de que llegue la feliz hora del triunfo de las democracias.
-¿Qué les trae por aquí?
-El cumplimiento de un deber.
-Si en algo puedo ayudarles.
-¿Se encuentra usted bien en México?
-Admirablemente. Aquí he encontrado apoyo, simpatías, consideraciones y afectos en todos los sectores. Por donde quiera que voy no encuentro más que veneración… (las lágrimas asoman en sus pupilas). Los hermanos mexicanos merecen mi gratitud, la primera virtud del masón.-¿Cuál cree usted que debe ser la actuación de los hermanos españoles acogidos en México?

-Lo he dicho antes y lo repito ahora. Todos los hermanos refugiados en el continente americano tienen el deber de trabajar activamente sumándose a las logias regulares del país en que se encuentren y prestarles todo su calor y su apoyo en los trabajos.
-Así opinamos también los hermanos que integramos la redacción de El Monitor Masónico.
-Yo lamento que unos pocos, muy pocos afortunadamente, no lo entiendan así, pero confío en que en un no lejano día lleguen a comprender que solo con la regularidad masónica se puede hacer obra práctica y generosa.
-¿Cuántos años de vida masónica cuenta usted?
-Más de cincuenta y siempre en actividad. Vivir es actuar; la acción es la vida. Los hombres y las instituciones solo pueden subsistir a base de esfuerzo generoso y de impulso de pensamiento.
-¿Cómo ve el porvenir?
-Con optimismo insuperable. Los postulados de la Masonería se impondrán amorosamente apenas termine la terrible tragedia de la actual guerra de liberación de la humanidad. Caerán las dictaduras para no levantarse más y sobre sus cenizas brotará una sociedad más humana, más libre, más justa y más inteligente. Con el triunfo de las Democracias triunfará la Masonería, la institución más noble y más digna a los ojos de todos los hombres buenos, de todos aquellos que aman el bien por el bien mismo, en fin, de todos aquellos que anhelan el advenimiento de la confraternidad universal.
-¿Son muchos los hermanos españoles que trabajan en las logias regulares de México?
-Pasan de doscientos…
-¿De la Gran Logia Española?
-Y del Grande Oriente Español. Trabajan confundidos con los hermanos mexicanos y en armoniosa y fraternal colaboración. Yo entiendo que aquí en el exilio nos debemos todos a los organismos mexicanos, por solidaridd y para corresponder a la gratitud que les debemos. Repito, no debemos olvidar que la gratitud y la lealtad son las dos primeras virtudes que debe cultivar y practicar el buen masón.
-¿Quiere algo de los hermanos de El Monitor Masónico?
-Quiero hacerles patente mi gratitud por lo mucho que han hecho en pro de este viejo hermano y de los demás hermanos españoles. Dé, de mi parte, un fuerte abrazo fraternal a Alfonso Castro Loyo, Francisco César, Raúl Cordero Amador, José Garci Crespo, Luis J. Zalce, etc., etc.
-Así lo haremos.

Y con estas palabras nos despedimos de José Fernández Armengol, Gran Maestro de la Gran Logia Española en el exilio.

Presentación del libro «El retorno de los sabios» (7-jun-13), autor QH José Ignacio Carmona Sánchez

Presentación del libro «El retorno de los sabios», escrito por el QH José Ignacio Carmona Sánchez, a cargo del MRH Óscar de Alfonso Ortega (Gran Maestro de la Gran Logia de España), acompañado del RH Xabier Sánchez de Amoraga y Garnica.
Durante la presentación, la soprano Gema Scabal, acompañada al piano por Gianpaolo Vadurro amenizaron con algunas piezas de inspiración

 

La Masonería ante la sociedad actual: Carta abierta de un masón

Enlace a la noticia original

La Masonería ante la sociedad actual: Carta abierta de un masón. Gustavo José Pérez Rosas

En un momento de crisis como el actual, cuando repuntan los fanatismos religiosos y hay quienes pretenden polarizar la sociedad con discursos populistas, la Masonería trabaja, como siempre ha hecho, por reunir y no separar, por sumar voluntades para crear espacios de convivencia y progreso iluminados por los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, por la Justicia y la Verdad, enfrentando cualquier forma de tiranía. Muchos masones han muerto o sufrido torturas y cárceles bajo las dictaduras.
Muchos masones aún sufren persecución, en diferentes partes del mundo, por defender la Libertad del individuo y la Fraternidad entre los hombres. Y es que los totalitarismos siempre han visto en la Masonería a un gran enemigo. No porque la Masonería tenga poder o influencia, que créanme que no lo tiene; sólo porque defienden aquello que nadie puede robarnos: los valores universales que hacen progresar las sociedades.

Pero este esfuerzo constante y diario puede que le haya pasado desapercibido. Que nunca haya leído o escuchado: “la Masonería ha hecho esto o aquello”. Es normal, el trabajo de la Masonería es discreto. No puede ser de otra forma. Si no existiese la discreción, engordaríamos los egos, y los valores y tradiciones ancestrales de las que somos custodios se desvirtuarían. Además, la Masonería, y en esto se diferencia de cualquier otra organización, no se ocupa de ninguno de los fines concretos de los que pueden ocuparse otras instituciones políticas, económicas o sociales; se dedica, en exclusiva, al perfeccionamiento moral de sus miembros.

La Masonería, consciente que cualquier cambio real en la sociedad, comienza cambiando uno mismo, trabaja por desarrollar una masa crítica que recupere los valores e ideales que jamás se debieron perder. Por eso, la aportación masónica a la sociedad está donde siempre ha estado: en el compromiso de cada buen masón por construir una sociedad más justa y fraterna, donde sólo se premie la virtud y el mérito. Quizás, por esta peculiar forma de hacer las cosas que tiene la Masonería, haya llegado el momento en el que los masones debamos dar un paso al frente y reconocer nuestra condición masónica desde la normalidad de un país plural y libre. Pero, sobre todo, más allá de las etiquetas, esforzándonos en ser ejemplos de honestidad, trabajo y compromiso, implacables contra la injusticia y un constante apoyo de los débiles y quienes sufren. No siempre lo conseguimos, porque somos humanos y nos equivocamos constantemente, pero créanme, todos y cada uno de los masones que conozco (y conozco a unos cuantos) nos esforzamos cada día en ser “la mejor versión de nosotros mismos”. No podemos aspirar a más. Pero tampoco debemos aspirar a menos.

Gustavo José Pérez Rosas
Venerable Maestro de la R. L. Ágora 121