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Leyenda del maestro de cantería Juan Guas y el Carro del Diablo.
El Bretón Yann Gwaz, conocido en la península como Juan Guas, nació en Saint-Pol de León y murió en Toledo en 1496. Fue un arquitecto, maestro de cantería y escultor español de origen francés. Realizó numerosas intervenciones en Castilla a finales del siglo XV durante el reinado de los Reyes Católicos. Es, sin duda, uno de los mejores representantes del gótico tardío y del denominado gótico toledano. Entre las primeras obras en las que trabajó se encuentran las catedrales de Ávila y Segovia.
Cuenta la leyenda que Juan Guas se veía incapaz de cumplir con el compromiso de terminar la catedral de Segovia en el plazo pactado con el Obispo. Tanto se demoraba que le llegaron noticias del disgusto que tenía la mismísima Isabel la Católica. Agobiado, al arquitecto no se le ocurrió otra cosa que venderle su alma al diablo con tal de cumplir el último plazo. Satanás no despreció el ofrecimiento y se metió en faena. De manera inexplicable y prodigiosa, no podía ser de otra forma, a partir de aquel momento el templo empezó a crecer a velocidad de vértigo. Y aunque sobrenatural, Lucifer, tuvo que recurrir a las terrenales canteras de Colmenar Viejo, conocidas por la calidad de su piedra y la maestría de sus canteros.
Desde dicha población, aún dependiente del Marqués de Santillana, partía carro tras carro hacia la Sierra Carpetana. Cargados hasta los topes cruzaban la montaña por el puerto del Reventón, entonces el camino más recorrido, para cumplir con el pacto y el plazo. La catedral tomó forma y sólo quedaba por concluir la segunda torre cuando el maestro sintiéndose a salvo frente a la Reina, rompió el compromiso para salvarse de Belcebú. Se desconoce por qué el diablo no exigió a Guas el cumplimiento del acuerdo. Fue la belleza de la Catedral, asegura la leyenda, la que cabreó al maligno y éste también deshizo el trato, convirtiendo en roca el último carro que llevaba el material a Segovia y que todavía se puede ver en un paraje cerca de Rascafría llamado El carro del Diablo. Tras lo acaecido ningún vecino de Colmenar Viejo suministró más piedra, y corriendo la voz ninguna otra cantera se atrevió. Por ello una de las torres de la catedral segoviana quedó a menor altura, como en la actualidad bien se puede observar.